Te reclamo a ti Dios, la desdicha de mi gente te reclamo la angustia de mi pecho y el desequilibrio de mi vientre Me convierto en un reflejo de las tristezas humanas para pedirte, a ti Dios, que las seques haciendo salir al medio día: eterno, cálido, infinitamente bueno. Te saludo sin amor con rabia y decepción, te escupo en la cara, tal como nos aventaste a esta mierda de mundo. Dueles, ahorcas, golpeas Disfrutas destruyendo No, no tengo que ser amable por y para ti Basta de a aplastarme entre paredes, pon un alto a la crueldad Aprendimos la lección. Merezco vida, deseo paz. Si tanto quieres que te alabe, temo comunicarte que no puedo, entonces déjame ir. Ponme un ultimátum para incumplirlo. Asesiname. Hazme pagar los males de mis congéneres necesito justicia. Hazla en mí.
(Contiene Spoilers) La Librería es una novela escrita por la autora Penelope Fitzgerald. En esta novela se nos narra la historia de Florence Green, una viuda que decide poner una librería en un pueblo que se caracteriza por lo que no tiene. Por tanto, compra la Old House, una casa antigua carcomida por la humedad para poner en marcha su plan. Sin embargo, las personas de su pueblo, principalmente Violet, buscan estropear el sueño de Florence, poniéndole así, diferentes obstáculos. La Librería es una novela que me fascinó de principio a fin, me sentí sumamente identificada con el personaje principal que, aunque tachada de ingenua y tontamente buena, tiene mucha fuerza y un gran coraje. Es un personaje que me parece impresionante y que lucha para sobrevivir a pesar de la mierda a su alrededor. Ella lucha por su lugar en este mundo y por sus sueños. No obstante, el final me dejó fría. Después de más de 200 páginas leyendo cómo Florence lucha contra el pueblo, las malas lenguas y hasta f
Ilustración de @_aeppol I Tomo entre mis manos las semillas cierro el puño por temor a perderlas las dejo sin aire, sin sol, ni agua Las guardo en un relicario para mantenerlas sin heridas Temo que al crecer, las flores sean arrolladas por el viento o aplastadas por las gotas de lluvia Las conservo infértiles, condenándolas a la profunda espera de mi ansiedad II El miedo me acompaña en cada respiración La incertidumbre reclama espacio en el proceso el tiempo continúa avanzando, por más que desee detenerlo Me aferro a la inmadurez de los retoños que crecen en los árboles, a su idea abstracta porque las semillas, no las he sembrado III Me convierto en el hoyo negro de mi cuerpo Que resulta algarabía campo fértil sol de medio día tormenta de tonalidades cosecha prometida Absorbo con la rapidez aniquilante de la quietud reservando la energía que no utilizaré hasta escupirla en vomito sobre mi re
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