Las ventanas

De noche,
aventamos piedras al aire y
nos vimos a través de tu ventana. La toqué.
Me sonreíste
y la deje abierta.
Solté el miedo
dejando que me mostrarás
vistazos del interior.
Lloraste
pidiendo que mi ventana abriera.
Lo hice, aunque
primero el interior mostrando.
Nos mantuvimos atentas
                     pacientes ( a fuerzas)
      a invitarnos a pasar. De nuevo.
Con la misma calma (atando la ansiedad)
           nos tomamos nuestro tiempo.
¿Cuándo nos atreveremos a cruzarlas?

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